El pasado viernes vivimos un momento muy emotivo, en cada municipio antioqueño celebramos el Día de la Independencia de nuestro departamento. Fue una mañana cargada de emociones, desde el más joven hasta el más veterano, sacó a flote su orgullo de llevar en la sangre el blanco y verde de nuestra bandera.
Bailes, trovas, cánticos, dichos y gastronomía adornaron la satisfacción de haber nacido en un paraíso llamado Antioquia. El compromiso de cada alcaldía estuvo a la altura de la celebración y ratificaron el deseo por continuar trabajando de sol a sol por el beneficio de la comunidad del departamento.
Las raíces siguen intactas y con el pasar de las generaciones se afianzan cada día más en este hermoso territorio esa frase popular de la canción del maestro Ochoa, “Antioqueño es mi Dios”.